sábado, 19 de mayo de 2012

Cifra de niños de la calle subió un 600% en 12 años en Santa Cruz

La organización Son de Vida considera alarmante la situación de niños, niñas y adolescentes que viven y trabajan en las vías cruceñas.

La situación de pobreza que enfrenta su familia obligó a Paúl a buscarse la vida en las calles. “Mi padre deja Bs 20 diarios para comer todo el día; somos seis hijos y mi madre hace lo que puede para alimentarnos. Solo podemos comer un pan cada uno para que alcance”, dijo este joven que todos los días se traslada desde el norte de la urbe cruceña hasta el Cine Center para limpiar parabrisas y cuidar vehículos. Su padre es albañil y no permite que su esposa trabaje.
Héctor es otro chico que con apenas siete años ya se las ingenia para vender gelatina de pata a los conductores de motorizados que se detienen en el segundo anillo y avenida Paraguá a la espera del cambio de semáforo.

Según los datos brindados por la organización Son de Vida, con base en la recopilación de información estadística de distintas instituciones, en los últimos 12 años aumentaron en 658% el número de niños y adolescentes en situación de calle en la capital cruceña.
De acuerdo con los datos, en 1996 había 117 chicos en situación de calle, mientras que en 2010 el número subió a 837. “Estas cifras son alarmantes porque muestran un abandono de los niños y una ignorancia de la situación”, opinó Graciela Asperilla, de dicha fundación.
Asperilla explica que al mismo tiempo que la sociedad cambia su estructura también se altera la situación de las familias en aspectos de hacinamiento, salarios precarios, malas condiciones de vivienda, falta de acceso a los servicios básicos, lo que provoca que los chicos se sientan marginados y salgan a la calle.
A ello se agrega la falta de oportunidades laborales. Por ejemplo, a un adolescente que lleva cuatro años limpiando autos ¿qué oportunidades se le ofrecen?, pregunta y observa el hecho de que en el país los derechos laborales para este sector de la población no existan, lo que hace que muchos menores de edad trabajen en condiciones de exclusión y explotación, y en lugares peligrosos.
Otro punto que contribuye a este lamentable cuadro es la vulneración permanente de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, pese a tener un código que establece los derechos. Un ejemplo, dice, es la falta de oportunidad para acceder a sus documentos legales y de identidad debido a la burocracia.
Para Asperilla, una manera de enfrentar este panorama es implantar políticas sustentables con presupuestos dignos y acciones sinceras en coordinación con los tres niveles de gobierno.
Al respecto, Wendy Calderón, responsable del programa Niños en Situación de Calle, del Servicio Departamental de Política Social de la Gobernación cruceña, aclara que esta realidad no es exclusiva de Santa Cruz, sino que se da en el eje troncal del país.
Según Calderón, más de 800 intervenciones han permitido restituir el derecho a la familia a más de 85 niños en 2010 y con un promedio parecido los siguientes años. También indicó que las acciones del programa se desarrollan con énfasis en la prevención. “Si bien estos chicos necesitan atención, queremos evitar que haya más niños en la calle, por eso estamos trabajando en colegios cercanos a las zonas donde existe esta problemática, en el manejo del tiempo libre, en temática de consumo de droga y alcohol”, acotó.

  Para saber  

Riesgo. Los educadores ven en la disfunción familiar la violencia de padres hacia los hijos y la adicción a las drogas, tres factores de riesgo que teminan por dejar a menores viviendo en las vías y espacios públicos.
Trabajo infantil. Hace poco se ha firmado un convenio entre la Gobernación cruceña y Unicef, el mismo que establece, entre otros aspectos, 12 metas para erradicar las peores formas de trabajo infantil. El próximo 12 de junio se recuerda el Día contra el trabajo infantil.

Los niveles de violencia los empujan

Guillermo Dávila | Sociólogo

En el país, 4,5 millones de niños viven en alguna situación de riesgo para su vida. Ese dato se obtuvo del censo de 2005, trabajo denominado No me llames niño de la calle. Pero desconozco el crecimiento desde esa fecha hasta la actualidad, por ello no puedo dar fe de los datos que brinda Son de Vida. Sin embargo, independientemente de las cifras, hay dos realidades de los niños en situación de calle, los que viven en la calle y la otra población, que es mucho mayor, niños y adolescentes que trabajan en los espacios públicos. Con esta segunda población hemos hecho un estudio que nos indica que  2.500 chicos trabajan. En la publicación Infancia sin derecho, las cifras dan cuenta de un aumento de niños trabajadores de la calle.
Ambos grupos preocupan porque la puerta de entrada es iniciarse como niños trabajadores de la calle. Estos están en alto riesgo porque socializan en ese escenario y muchos de ellos terminan quedándose en las vías. Una de las razones por la que terminan viviendo en la calle es la violencia en el hogar, dato corroborado por la Unicef.
Si bien la Unicef destaca que hay menos mortalidad infantil y alta cobertura de educación primaria, los niveles de maltrato en el seno del hogar no han cambiado, es más, han aumentado al igual que los niveles de violencia en la escuela.
Las intervenciones con niños trabajadores son escasas. No hay intervención ni del Gobierno ni del gobierno municipal relacionada a niños que viven en la calle, tampoco para  erradicar las peores formas de trabajo infantil en las áreas urbanas. La Alcaldía prioriza la infraestructura y la Gobernación apoya un programa para evitar que los niños trabajen en la zafra de la caña de azúcar.